Ajo
Las propiedades curativas y culinarias del ajo lo hacen una joya para la salud.
El ajo es un ingrediente esencial en la dieta mediterránea y uno de los alimentos más saludables. Empleado desde antiguo como condimento, existen pruebas que demuestran que los antiguos egipcios lo consumían hace 6.000 años y que sus propiedades culinarias y medicinales eran igualmente alabadas por los griegos.
Se conoce igualmente que los monjes medievales masticaban dientes de ajo para protegerse de la peste y durante las dos grandes guerras mundiales del siglo XX, ante la escasez de antibióticos, se utilizó para evitar que las heridas de guerra se infectaran.
Originario de Asia, el ajo (Allium sativum) es una hortaliza que pertenece a la misma familia que las cebollas, las liliáceas. En realidad, el ajo es una agrupación de pequeños bulbillos (dientes de ajo).
Cuanto más tierno y claro es el ajo, más agradable y suave será su sabor.
Valor nutritivo del ajo
A pesar de ser casi imprescindible como condimento y aromatizante de numerosos platos de nuestra cocina mediterránea, el ajo no se caracteriza por un gran valor nutricional.
Además, si tenemos en cuenta que se emplea en pequeñas cantidades, es lógico suponer que su aporte nutritivo no es demasiado significativo. Sin embargo, esto no le resta un ápice de su importancia como ingrediente básico de nuestra cocina.
Su contenido calórico es de 114 kcal por cada 100 g. Sus componentes mayoritarios son el agua, los hidratos de carbono (24,3%) y la fibra (1,2%). En menor proporción, contiene proteínas (5,3%), grasas (0,23%) y minerales como cinc (1,1 mg/100 g), fósforo (134 mg), calcio (17,8 mg) y hierro (1,2 mg), y algunas vitaminas, entre las que destaca la vitamina C (14 mg) y en menor cantidad B1 (0,16 mg) y B2 (0,02 mg) e indicios de vitamina A.
El poder curativo y preventivo del ajo
El ajo goza de una reconocida fama como alimento saludable siendo una excelente alternativa natural al uso de fármacos gracias a la presencia de componentes antioxidantes ricos en azufre, como la aliína.
Esta sustancia, que en realidad no huele, en contacto con el oxígeno del aire, se convierte en alicina, responsable de su característico y penetrante olor. A su vez la alicina se transforma en otros compuestos azufrados con interesantes propiedades terapéuticas.
Son innumerables las propiedades terapéuticas que se la han atribuido a través de los siglos, destacando las siguientes:
- Es el mejor antiséptico, antibiótico y antimicótico natural que existe. Por ello es un excelente aliado contra las infecciones.
- Es un excelente depurativo, ayuda a eliminar toxinas del organismo y contribuye a la formación y regeneración de la flora intestinal.
- Mejora la circulación de la sangre debido a su poder anticoagulante.
- Baja la fiebre.
- Reduce el nivel de grasas en la sangre, disminuye los niveles del colesterol "malo" (colesterol LDL) y protege el corazón y las arterias.
- Refuerza las defensas del organismo.
- Normaliza los niveles elevados de tensión arterial, por lo que debe estar presente en la dieta de hipertensos. Contra la aterosclerosis o la hipertensión se recomienda aumentar la dosis a tres dientes diarios. Una buena alternativa para evitar el olor a ajo, es recurrir a las cápsulas o extractos en los que se presenta comercializado.
- Es muy útil en el tratamiento de infecciones estomacales.
- Es expectorante, por lo que resulta muy útil en afecciones respiratorias como asma, bronquitis aguda o crónica.
- Es antioxidante.
- Normaliza los niveles elevados de glucosa en sangre.
- Ayuda a regular la función tiroidea al ser rico en iodo, siendo especialmente útil en los casos de hipotiroidismo.
- Posee importantes efectos anticancerígenos.
- Ayuda a prevenir los efectos debilitantes del envejecimiento, así como cardiopatías y otros trastornos asociados a la edad avanzada. Un ajo al día aumenta la vida: Ingiriendo un diente de ajo crudo al día, aumenta la longevidad.
- Por su poder virucida, es un eficaz antiverrugas.
Un estudio sobre el ajo
En un estudio publicado en la revista American Journal of Clinical Nutrition, Vol. 84, No. 5, 1027-1032, en noviembre de 2006, se evidencia que las personas que comen cantidades elevadas de cebolla y ajo presentan menos probabilidades de desarrollar diversos tipos de cáncer. Se trata de un análisis de 8 estudios realizados en Italia y Suiza, en el que se comprobó que los adultos de edad avanzada que más consumen cebolla y ajo son los que presentan menor riesgo de cánceres de colon, ovario y laringe, entre otros. Los autores, del Instituto de Investigación Farmacológica Mario Negri, de Milán, explican que estudios anteriores habían apuntado esta asociación epidemiológica, pero se habían llevado a cabo principalmente en China, por lo que no estaba claro si sus resultados eran extrapolables a la población occidental.
En razón a todas sus propiedades curativas, el ajo es un excelente remedio natural que puede resultar muy útil en el tratamiento y la prevención de ciertos trastornos de salud.
Para gozar de forma efectiva de sus propiedades, se aconseja consumirlo crudo o poco cocido.
El consumo de ajo es un remedio natural que no entraña efectos secundarios, salvo un posible malestar estomacal. Para evitar este posible inconveniente, lo más correcto es ingerirlo con otros alimentos.
No se recomienda su ingesta a personas con problemas de coagulación de la sangre, que tomen anticoagulantes, como la aspirina, sufran hipertiroidismo o vayan a someterse a una operación quirúrgica.
Saber más sobre el ajo
El mal aliento se puede evitar. Aunque su fuerte olor puede resultar desagradable, sus múltiples propiedades curativas y preventivas justifican los efectos antisociales. Para evitar el típico mal aliento o posibles ardores se aconseja retirar el germen del ajo que es el lugar donde se concentra su olor característico y que suele resultar indigesto.
Para combatir el mal aliento, aunque no existe un remedio infalible, se recomienda masticar durante un rato hojas de perejil o de menta.
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