
Cómo curar pequeñas heridas
Es muy frecuente que los niños, por su inquietud y espíritu aventurero, tengan pequeñas heridas como consecuencia de las caídas al correr, patinar, montar en bicicleta... Casi siempre se trata de pequeños cortes, rasguños, raspones o hematomas.
Exploración de la herida
Ante pequeñas heridas superficiales, en primer lugar, deberemos asegurarnos de que no se trate de algo más grave que requiera otro tipo de intervención. Por tanto, es necesario realizar una correcta inspección de la herida con el fin de ver el grado de extensión y, sobre todo, la profundidad de la misma. También si la herida aparece inflamada, es decir, tumefacta y enrojecida, o si rezuma pus u otros líquidos, ya que ello conllevaría una complicación de origen infeccioso que, a su vez, requeriría de un tratamiento adicional.
Tratamiento de la herida
Las heridas que podemos curar fácilmente en casa son las típicas erosiones superficiales que se hacen los niños mientras juegan. Lo primero antes de curar una herida es detener las hemorragias y prevenir todo tipo de infecciones.
– Lavarse las manos y, posteriormente, la herida con agua y jabón neutro o antiséptico. Evita que entre jabón en la herida porque puede causar irritación.
– Hacer la limpieza desde el centro de la herida hasta el exterior, sin olvidar los bordes. Lo mejor para limpiar una herida como cortada, raspón o un pinchazo es mantenerla bajo el chorro de agua fría.
– No cubra la herida con gasas o tiritas para evitar que se peguen a la herida y para favorecer la ventilación que ayudará en la cicatrización. Sólo será necesario cubrirla en caso que el niño vaya a salir a la calle para prevenir que se ensucie.
– Retirar los restos de suciedad, polvo o arena. Si hay cuerpos extraños clavados no quitarlos y acudir a un centro médico.
– Secar la herida con palmaditas suaves, sin frotar.
– Si sangra, aplicar sobre la herida una compresa o tela limpia empapada en algún producto hemostático (agua oxigenada) haciendo presión fuerte hasta que desaparezca la hemorragia.
– Posteriormente aplicar un antiséptico del tipo Clorhexidina, Cloruro de benzalconio. Este último, una vez al día en niños mayores de un año.
- Si no hay riesgo de infección (la lesión no es profunda, no sangra y el ambiente no es agresivo), es preferible dejar la herida al aire libre para favorecer la cicatrización.
– En caso de ampolla, no pinchar. Si explota, desinfectar con una solución antiséptica y colocar una apósito protector.
– Si no deja de sangrar o la herida es muy profunda, acudir a un centro médico.
– Importante es elegir la tirita o el apósito adecuado. Para cortes normales y que sangran, una tirita normal del botiquín casero es lo más adecuado. En caso de rasguños y ampollas, las tiritas con gel son la mejor solución, ya que mantienen la herida humedecida y estimulan el crecimiento celular. La herida se cura considerablemente mejor que expuesta al aire.
– Por otro lado, existen las heridas punzantes. En general, son pequeñas pero profundas, como la herida en un pie producida por un clavo o la herida en un ojo producida por un lápiz. A menudo, en este tipo de herida, no sale sangre. Este hecho, unido a la rapidez con la que suele cerrarse el agujero, hace que tales heridas se infecten con cierta facilidad. También el tétanos, si el niño no está bien vacunado, es una posible complicación. En este caso, la parte herida debe sumergirse en agua caliente y jabón líquido durante cerca de un cuarto de hora para favorecer la circulación sanguínea y la limpieza de la herida.
Reparación de heridas con pegamento
Se utilizan habitualmente para su reparación suturas no reabsorbibles. Una alternativa indolora, de rápida y fácil aplicación, y con buenos resultados estéticos, son los cianoacrilatos, pegamentos biológicos que polimerizan fácilmente al contacto con la piel, dando lugar a una banda compacta que posee gran fuerza de adhesión entre los bordes de la herida, permitiendo una adecuada cicatrización en los planos inferiores.
El pegamento se puede aplicar a cualquier herida que cumpla las siguientes condiciones:
– Herida limpia (en las primeras 6 horas de haberse producido).
– Bordes lineales, lisos, debiendo poderse aproximar fácilmente uno a otro.
– No afectación de planos profundos. En estos casos, puede ser utilizado conjuntamente, pero no en sustitución, de suturas subepidérmicas.
– En principio, sólo se recomienda su uso en heridas de menos de 5 cm de longitud.
Las contraindicaciones son:
– Heridas con signos de infección local activa o gangrena.
– En mordeduras de animales.
– No se debe usar en mucosas ni zonas de unión mucocutánea (labios, cavidad oral), ni en lugares de la piel que estén expuestos a humedad continua (axilas, zona inguinal).
– En heridas en zonas con abundante vello.
– En pacientes con hipersensibilidad conocida al cianoacrilato o formaldehído.
– En heridas anfractuosas, estrelladas o cuyos bordes no se puedan juntar fácilmente.
– En heridas en articulaciones (codos, nudillos, rodillas, nalgas, etc.) o en zonas que soporten gran tensión, excepto si se va a inmovilizar la zona.
Indicaciones y contraindicaciones de los antisépticos
Los antisépticos y desinfectantes son productos químicos que se aplican sobre los tejidos y objetos con la intención de eliminar los microorganismos que nos pueden producir una infección. Esto lo hacen mediante su destrucción o la inhibición de su crecimiento. Entre ellos tenemos:
– Alcoholes: alcohol etílico al 70% y soluciones alcohólicas, es un buen antiséptico siempre y cuando la piel esté integra. Se usa mucho en la práctica clínica para desinfectar la piel antes de la realización de técnicas invasivas, tales como las inyecciones, cateterismos, etc. La graduación recomendada es de alcohol 70º, ya que necesita estar diluido para actuar. No se recomienda su uso para la desinfección de heridas porque lo que hace es desecar la piel y formar una costra (la postilla de toda la vida), debajo de la cual pueden acumularse bacterias y causar una infección. Además, se inactiva en presencia de sangre y pus y su aplicación puede ser dolorosa.
– Derivados del yodo: entre ellos está la Povidona Yodada (Betadine). Posee un gran poder bactericida aunque también tiene su parte negativa. Se inactiva en presencia de sangre, exudados y daña el tejido de regeneración que se produce tras una herida, por lo que entorpece la cicatrización. Además, se absorbe por la piel, por lo que está desaconsejado su uso en lactantes. Por eso, es preferible usarlo para desinfectar la piel antes de procedimientos clínicos o quirúrgicos y como antiséptico para heridas recientes sin restos de sangre o pus.
– Oxidantes: el agua oxigenada. Existen pocas evidencias científicas sobre su utilidad. Su efecto sobre las heridas parece estar más relacionado con el efecto mecánico (burbujeo) y con la oxigenación de los tejidos que evita la proliferación de algunas esporas. El agua oxigenada nos puede ayudar a limpiar las heridas pero después habrá que complementarla con otro antiséptico.
– Derivados de metales pesados: Mercurocromo (mercromina), Nitrato de Plata y sulfadiazina argéntica. Hoy en día diversos estudios han demostrado que el mercurocromo es un producto de baja potencia que se inactiva en presencia de sangre y puede producir dermatitis de contacto.
– Biguanidas: Gluconato o Digluconato de Clorhexidina en solución acuosa o alcohólica. Es un antiséptico de amplio espectro (acaba con gran variedad de gérmenes). No es irritante ni se absorbe por la piel y a diferencia de otros antisépticos, no se inactiva en presencia de materia orgánica. Alcanza un efecto máximo en 20 segundos y tiene un efecto residual de 6 horas. Como efectos adversos, no puede ser utilizada en los oídos y debe evitarse el contacto con los ojos. Por todas sus cualidades, parece ser uno de los más indicados en la desinfección de heridas, usando sus concentraciones del 0.02 al 2%.
– Cloruro de benzalconio: se utiliza para limpiar y desinfectar pequeñas heridas. No sirve para mejorar la curación de la herida. No usar en niños menores de 1 año, ni más de una vez en 24 horas.
Prevención de la infección de la herida
Toda nuestra atención va a ir enfocada a la prevención de la infección y a favorecer la cicatrización.
Material necesario para hacer la cura: para curar este tipo de heridas es recomendable que tengamos en nuestras casas gasas, suero fisiológico de lavado, antiséptico y apósitos, por si es necesario taparla. La infección puede estar causada por microorganismos que viven en el medio ambiente y que entran en contacto con nosotros al producirse la herida, y también por gérmenes que habitualmente viven en nuestra piel y que aprovechan la ocasión para colarse.
No levantar las costras: inmediatamente después de que te cortes, tu cuerpo comienza a curar la herida. Las células blancas de la sangre atacan las bacterias causantes de infección. Las células rojas de la sangre, la fibrina y las plaquetas crean un coágulo sobre la herida. Además, en ningún momento se forma una costra. Si levantas la costra, puedes no sólo reabrir la herida e introducir bacterias, sino también crear una cicatriz más grande.
Al producirse una herida, perdemos la barrera natural de nuestra piel contra la infección. Por eso es muy importante hacer una buena cura para evitarla, ya que una infección puede retrasar o impedir la cicatrización de la piel e incluso producir problemas más graves en la zona de la herida o en forma de infección generalizada.
Es importante que hagamos partícipes a nuestros hijos de todo el proceso de curación para que se acostumbren desde pequeños a ver sus heridas y aprendan a cuidarse a sí mismos y curarse cuando sean un poco más mayores.
¿Cuándo acudir al médico?
Hay ocasiones o circunstancias en las que, dependiendo de la edad o evolución de la herida, es necesario que ésta sea revisada por personal sanitario (enfermera y/o médico):
– Cuando el bebé es menor de un año.
– Si la herida drena pus, líquido turbio.
– Si alrededor de la costra presenta un color amarillento o rojizo.
– Cuando tiene dolor.
– En caso de que la herida se hinche o tenga fiebre.
– Sensación de pinchazos y punzadas
– Si al cabo de 10 días aún no ha cicatrizado.
– La hemorragia no se detiene después de estar 10 minutos comprimiendo la herida.
– El corte es muy profundo y se necesitan algunos puntos de sutura.
– En la herida hay suciedad que no se consigue eliminar bien.
– El niño no está protegido contra el tétanos.
– La herida ha sido causada por un objeto que está sucio, o la piel en el momento de la herida estaba sucia.
– El objeto que ha causado la herida ha atravesado la suela del zapato.
– En la herida quedan fragmentos de suciedad o la punta del objeto.
– La herida se ha producido en la cabeza, tórax, abdomen o una articulación.
– Un corte en la cara mayor de 6 milímetros.

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