Leche semidesnatada

Los continuos avances tecnológicos han propiciado que actualmente exista una amplia oferta de productos lácteos, lo que permite adecuar el lácteo que mejor se adapte a los gustos y necesidades de cada persona.

Diferencias en el contenido de grasa 

Al hacer referencia a leche entera, semi o desnatada se hace alusión a la cantidad de grasa que esa leche aporte. La entera contiene todos los nutrientes y debe proporcionar un mínimo de unos 3,5 g de grasa por cada 100 mililitros, la semidesnatada contiene sólo entre el 1,5 y 1,8% de materia grasa y la desnatada contiene menos del 0,3% de grasa.

La leche semidesnatada se obtiene a partir de leche entera, a la que primero se quita toda su grasa, mediante un proceso de centrifugación, y posteriormente se añade la cantidad de nata requerida para conseguir que la grasa represente entre el 1,5% y el 1,8% del producto, rango de contenido graso establecido para la leche semidesnatada de acuerdo a la normativa vigente.

Esta eliminación de grasa lleva implícita, además, la pérdida de vitaminas liposolubles como la A, D y E que, en el caso de la leche desnatada casi desaparecen, y quedan algo mermadas en el caso de la semidesnatada. Con objeto de asegurar el contenido estos componentes de interés nutricional, se llevan a cabo los procesos de fortificación, siendo habitual ver este tipo de leches enriquecidas en estas vitaminas.

Valor nutricional de la leche semidesnatada

Desde un punto de vista nutricional, en cuanto al aporte de proteínas, calcio, fósforo, magnesio y vitaminas del grupo B no hay diferencias significativas entre los tres tipos de leche, tan sólo difieren en su contenido en grasa, y en el de vitaminas liposolubles (A, D y E), si la leche semi o desnatada no hubieran sido enriquecidas con las mismas antes de ser comercializadas.

La leche semidesnatada es poco energética (45 calorías cada cien gramos), debido a su menor contenido en grasa. La grasa de la leche semidesnatada contiene ácidos grasos saturados (entre 1 y 1,1 g/100 ml) y colesterol (entre 6,5 y 9 mg/100 ml), pero también presenta grasas insaturadas (0,5 g/100 ml), entre las que se encuentra el ácido linoleico, un ácido graso esencial que el organismo no puede sintetizar por sí mismo y debe ser proporcionado a través de la dieta.

Respecto a su contenido en proteínas, en las leches semidesnatadas deben contener al menos un 2,72% de este macronutriente, según la normativa vigente para leches semidesnatadas. Como todas las proteínas procedentes de lácteos, son de gran calidad biológica, ricas en lisina y, sin embargo, pobres en metionina y cisteína, pero que se complementan muy bien con los cereales, dando lugar a proteínas de alto valor biológico.

En cuanto a los hidratos de carbono de la leche semidesnatada, la lactosa, el azúcar mayoritario en los lácteos, debe estar presente en un mínimo de un 4,25%, de acuerdo a la norma para leches semidesnatadas.

No obstante, la leche semidesnatada aporta la misma cantidad de vitaminas del grupo B (vitamina B₁₂, B₂, ácido fólico) y minerales, como el calcio, fósforo y magnesio, entre otros, que la leche entera, salvo que se trate de leche semidesnatada enriquecida en alguno de estos nutrientes.

Como ya se ha mencionado, en el proceso de extracción de la grasa de la leche se eliminan las vitaminas liposolubles (A, D y E), por lo que las empresas lácteas acostumbran añadirlas antes de ser comercializadas. Aunque la vitamina D también puede ser sintetizada a través de la piel, por la acción del sol, ésta se obtiene sobre todo a través de la dieta por el consumo de alimentos lácteos. La vitamina D presente en este tipo de leches ayuda al organismo de quien la ingiere a absorber el calcio y a depositarlo en huesos y dientes. La vitamina A es fundamental para la visión y esencial para el crecimiento, mantenimiento y reparación de las células de las mucosas, epitelios, piel, visión, uñas, cabello y esmalte de dientes, entre otras funciones.

La leche semidesnatada (al igual que la leche entera, o desnatada) aporta entre 105 y 120 miligramos de calcio cada cien mililitros, y puede resultar una excelente opción para aquellas personas que deban disminuir la ingesta de calorías, así como para prevenir el incremento de peso y la ingesta de grasa saturada que puede repercutir en los niveles de lípidos sanguíneos, especialmente en los niveles de colesterol en sangre.

El contenido en colesterol de la leche semidesnatada es poco relevante. Unos dos vasos grandes de leche semidesnatada (aproximadamente medio litro de leche) aportan 30 miligramos de colesterol, cuando la cantidad diaria de colesterol no debe superar los 300 miligramos.