Los alimentos funcionales, prebioticos y probioticos

Los beneficios de los prebióticos y los probióticos

Dra. Dª. Consuelo de la Riva, Vocal Nacional de Alimentación del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos de España
Dr. D. Luis Baró, Bioquímico

Los alimentos funcionales son aquellos que, además de su acción nutricional, demuestran que ejercen efectos fisiológicos beneficiosos en el organismo. Los prebióticos y probióticos son los dos tipos de ingredientes alimentarios funcionales más conocidos y estudiados que, siendo y actuando de modo diferente, consiguen obtener un beneficio similar: promover la salud intestinal.

Los probióticos y los prebióticos son capaces de mejorar el equilibrio de la flora del tracto intestinal

 

Los alimentos funcionales son aquellos que presentan un añadido saludable a nuestra dieta. Además de los alimentos que de forma natural contienen ingredientes funcionales, se trata de alimentos tradicionales a los que la industria alimentaria ha añadido, eliminado, aumentado o modificado alguno de sus componentes para que contribuyan a mejorar la funcionalidad del organismo en su conjunto. Entre los alimentos funcionales fortificados que con más frecuencia nos encontramos en el mercado están la leche, yogures, zumos, cereales, huevos, margarinas, pan, sal.

Los componentes que con mayor frecuencia se añaden a estos productos son minerales (calcio, magnesio, fósforo, hierro, selenio...), vitaminas (A, D, E, C, ácido fólico...), fibra, ácidos grasos (oleico, Omega 3, linoleico conjugado o CLA), sustancias antioxidantes (isoflavonas, carotenoides, selenio, Vitamina E), fitoesteroles (esteroles y estanoles vegetales), fitoestrógenos, prebióticos, probióticos. Entre sus beneficios se pueden citar: mejoras en el crecimiento y desarrollo en la primera infancia, la regulación de los procesos metabólicos en el organismo, la función cardiovascular y gastrointestinal, el rendimiento cognitivo y mental y la mejora del estado físico, entre otras.

Probióticos y prebióticos son los dos tipos de ingredientes alimentarios funcionales más conocidos. Ambos son capaces de mejorar el equilibrio de la flora del tracto intestinal, favoreciendo su correcto funcionamiento, así como de producir un efecto beneficioso sobre el sistema inmune (protegiendo de ciertas infecciones, tanto digestivas como generales).

Se diferencian en su naturaleza y en su forma de actuación:

    ● Los prebióticos son hidratos de carbono que se encuentran como ingredientes alimentarios no digeribles que fermentan en el intestino grueso, sirviendo de alimento para las bacterias beneficiosas (lactobacilos, bifidobacterias) que todos tenemos y que necesitamos en nuestro aparato digestivo. Por ello dificultan el crecimiento de las bacterias perjudiciales, mejorando la flora intestinal y, en definitiva, nuestra salud.  

Los prebióticos se encuentran de forma natural en la leche materna y en algunas frutas y verduras: plátano, ajo, puerro, cebolla, alcachofa, espárrago, tomate, raíz de achicoria, etcétera. Debido a sus efectos beneficiosos, se ha comenzado a añadir inulina y oligofructosa a alimentos como yogures, helados, bebidas lácteas, zumos, cereales de desayuno, pan, productos de picoteo, productos de confitería... sin afectar negativamente al sabor de los mismos. El yogur y las leches fermentadas son los alimentos más comunes donde podemos encontrar los probióticos. 

Sus efectos beneficiosos en el organismo son:

- Previenen el estreñimiento y la diarrea.
- Disminuyen la presión sanguínea y el colesterol plasmático.
- Favorecen la mineralización ósea.
- Tienen propiedades protectoras frente al cáncer colorrectal.

    ● Los probióticos son ingredientes alimentarios constituidos por microorganismos vivos (lactobacilos, bifidobacterias), iguales a los que forman parte de nuestra flora intestinal que, ingeridos en cantidad suficiente a través de los alimentos que los contienen, producen efectos beneficiosos en la salud.

Entre estas acciones cabe destacar el efecto de los probióticos en la mejora de la composición de la flora intestinal y  en el mantenimiento de su equilibrio, la mejora de la intolerancia a la lactosa, la reducción de las actividades de ciertas enzimas que intervienen en la generación de productos mutagénicos y una cierta estimulación del sistema inmune.

Estos microorganismos son capaces de resistir la acidez gástrica y el efecto de las sales biliares y, por tanto, capaces de atravesar el estómago y de sobrevivir en el intestino, lugar donde van a ejercer diversas acciones que van a tener un efecto beneficioso sobre la fisiología intestinal.

Sus efectos beneficiosos en el organismo son:

- Son útiles en la prevención y tratamiento de diarreas infecciosas y debidas al consumo de antibióticos.
- Disminuyen la intolerancia a la lactosa.
- Reducen los síntomas de la inflamación intestinal.
- Disminuyen los niveles de colesterol.
- Previenen del cáncer de colon y de las enfermedades atópicas.

Unos probioticos espaciales: los lactobacilos

En general, los lactobacilos estimulan el sistema inmunológico, mejoran la digestión de los lácteos, reducen los procesos diarreicos en adultos y niños, disminuyen las enzimas bacterianas, forman una barrera frente a las bacterias patógenas y mejoran la absorción de los minerales. Nuevos lactobacilos probióticos son: "L.acidophilus LA 1", "L-delbrueckii", "L.casei CG", "L-Plantarum" o "L-Reuteris" y ya es posible encontrarlos en algunos alimentos, principalmente en derivados lácteos.

El consumo del lactobacilo casei refuerza el sistema inmunológico y ayuda a combatir la gripe, según señaló a EFEAGRO el doctor Pere Pujol, jefe de la Unidad de Nutrición del Departamento de Fisiología del Esfuerzo del Centro de Alto Rendimiento de San Cugat (Barcelona). A juicio del doctor Pujol, los beneficios del L.casei no se quedan sólo ahí, ya que un importante grupo de riesgo como es la tercera edad, máxime si practica deporte, "encuentra una ayuda eficaz en un tratamiento suplementario que contenga, además de los probióticos, preparados vitamínicos y antioxidantes".

Por su parte, el lactobacilo L-Reuteri incrementa la resistencia a los procesos infecciosos, especialmente en los intestinales, previene la diarrea y reduce la duración de los procesos diarreicos, además de regular el sistema inmunológico. El L-Reuteri, descubierto a principios del siglo pasado por el profesor Reuter, tiene un origen natural al estar presente en el organismo del ser humano y animales vertebrados. Se transmite de madres a hijos a través de la leche materna, aunque con el estilo de vida moderno se ha ido perdiendo; de ahí el interés en su síntesis para poder incorporarlo a productos de consumo.

Consejos sobre el consumo de prebióticos y probióticos

Como parte de una dieta equilibrada y acompañados de un estilo de vida saludable, el consumo de probioticos y prebióticos ofrece la posibilidad de mejorar la salud y/o prevenir ciertas enfermedades, pudiendo resultar especialmente beneficiosos en los grupos de población con necesidades nutricionales especiales como niños, mujeres embarazadas y ancianos.

Es una buena práctica consumir probióticos (yogures, leches fermentadas) de forma regular, como parte de nuestra dieta diaria.

En cuanto al consumo de alimentos a los que se han añadido prebióticos, cobra interés en el caso de que, por diversos motivos, no pueda llevarse a cabo una alimentación rica en verduras y hortalizas, frutas, cereales y legumbres.

El consumo de estos u otro tipo de alimentos funcionales, en ningún caso debe sustituir una dieta equilibrada. Con una dieta variada y equilibrada rica en frutas, verduras, hortalizas, cereales integrales, legumbres, lácteos y pescados, estaremos tomando esos mismos nutrientes funcionales que se añaden a los nuevos alimentos y que, en definitiva, siempre encarecerán innecesariamente la cesta de la compra.

 

Saber más

La Unión Europea, sensible a la demanda e interés creciente por este tipo de alimentos, hace años que ha desarrollado un proyecto denominado FUFOSE (siglas en inglés de "Ciencia de los Alimentos Funcionales en Europa"), que tiene como objetivo desarrollar y regular las pruebas científicas necesarias que apoyen el efecto beneficioso de estos productos alimenticios antes de su oferta al consumidor. Por otra parte, existe un Reglamento Comunitario que regula los mensajes sobre las propiedades nutricionales y saludables que se realicen de los alimentos con el fin de garantizar la protección del consumidor.

 

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