Las primeras horas en la maternidad tras dar a luz

Despúes del nacimiento de un bebé, las atenciones se centran en él. Los cuidados en el área de reanimación prenatal, en el área de transición y en la maternidad aseguran al bebé un control adecuado de su salud.

Asistencia en el área de reanimación neonatal

En la sala de partos, con solo pinzar y cortar el cordón umbilical, el recién nacido debe adaptar tres funciones vitales como son las funciones cardiocirculatoria, neurológica y respiratoria. Esta última, por si fuera poco, no había tenido oportunidad de ensayarla dentro del útero, ya que el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono se realizaba a través de la placenta.

Al maternólogo u obstetra y al pediatra les corresponde garantizar una correcta transición de la vida intrauterina a la extrauterina. Una exploración clínica en los primeros minutos permite ver el estado vital del recién nacido; si éste es ideal, se identifica al bebé mediante un brazalete con un código de barras y se le traslada a un área de cuidados específicos o de transición. Del segmento placentario del cordón umbilical se obtienen muestras de sangre para determinar los niveles de las hormonas tiroideas (TSH y T4) para descartar un "hipotiroidismo congénito".

Asistencia en el área de transición

En esta área, en tanto la madre se recupera del trabajo del parto, se realiza un lavado cutáneo del bebé para eliminar las secreciones mucosanguinolentas del canal del parto y un lavado gástrico por si el bebé ha deglutido de dichas secreciones. Posteriormente se adoptarán una serie de medidas profilácticas y de observación tales como:

a) La instilación de un colirio antibiótico para prevenir la oftalmia gonocócica (infección por gonococos).

b) Administración de vitamina K intramuscular para prevenir la enfermedad hemorrágica del recién nacido, dado que puede presentar un déficit de la misma al no cruzar prácticamente la placenta;

c) Administración de la primera dosis de vacuna contra la hepatitis;

d) Se observa la normalidad respiratoria y cardíaca, la postura o tono muscular, la coloración cutaneomucosa, las reacciones frente a estímulos ambientales, la normalidad en la micción, la eliminación del meconio (primeras heces del neonato) y la normalidad en la succión, deglución y tolerancia digestiva, que inicialmente se hará con suero.

A las 6-8 horas de vida, el recién nacido debe estar con su madre y de inmediato iniciar la lactancia natural, siempre que se pueda.

Estancia en la maternidad

El contacto precoz madre-hijo, además de favorecer el desarrollo psicológico del niño, fomenta la lactancia natural. Este período es el adecuado para plantear todas las dudas acerca de la normalidad de la conducta del neonato. Conviene saber que el recién nacido duerme aproximadamente 20 horas al día y ello puede llamar la atención de la madre; despierta cuando está hambriento o siente displacer (pañales húmedos).

En los partos normales, la estancia en la maternidad se prolonga 48-72 horas (un tiempo menor puede implicar riesgos para la madre y el recién nacido); en los nacidos mediante intervención cesárea, este período se prolonga a 6-8 días. Esto permite que todos los recién nacidos sean explorados clínicamente a las 24-48 horas para confirmar la normalidad o, en caso contrario, iniciar los estudios pertinentes y establecer el tratamiento indicado.

Al alta de la maternidad, la madre recibe una "Cartilla de Salud Infantil" donde se registran datos e incidencias del embarazo, del parto y del periodo neonatal (edad de gestación, estado vital al nacer, peso, longitud y perímetro cefálico). Además, esta cartilla es útil para ir registrando el crecimiento (aumento de peso y longitud), el desarrollo y las adquisiciones madurativas en los primeros meses de vida.

Contiene el calendario vacunal a seguir para proteger al niño frente a enfermedades que se pueden prevenir. Así mismo, aporta información de los principales cuidados que debe tributar a su hijo (cuidado del ombligo o cordón umbilical, alimentación, higiene y controles).