Embarazo y lactancia
ejercicios para tonificar el suelo pélvico

Guía para mejorar la calidad de vida de la mujer

Domingo Sánchez, Sport Life, Revista líder en España en Deporte y Salud

Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia y Laboratorios Leti

La zona del suelo pélvico la componen los músculos situados en la región del perineo, que proporcionan el sostén a toda la parte baja del abdomen (vejiga, útero o matriz e intestino inferior). En la mujer suelen presentar un carácter fásico (relajado), lo que origina problemas de incontinencia urinaria ante esfuerzos, de prolapsos como el descenso de la matriz o algunas disfunciones sexuales.

 

Toda mujer debería preocuparse por mantener el tono muscular interno, fundamental para su calidad de vida y salud

El suelo pélvico: anatomía y función

El suelo pélvico está compuesto por un conjunto de músculos que sostiene toda la parte baja del abdomen, como un arco protector o una hamaca flexible de apoyo para la vejiga de la orina, el útero o la matriz y el intestino inferior. A través del suelo pélvico pasan unos conductos de salida al exterior de estos órganos: la uretra, la vagina y el recto. Para que los órganos del suelo pélvico funcionen correctamente, los músculos del suelo pélvico deben estar sanos y fuertes.

El debilitamiento de los músculos del suelo pélvico puede provocar a corto o largo plazo alguno o varios trastornos como incontinencia urinaria de esfuerzo, prolapsos y disfunciones sexuales.

     – Incontinencia urinaria de esfuerzo. La incontinencia de esfuerzo debe consultarse a nuestro médico ya que puede evitarse. Es una afección médica muy conocida y extendida. Se caracteriza por sufrir escapes de orina ante cualquier esfuerzo abdominal repentino, que ocurre al toser, estornudar, reír, saltar, bailar, andar, hacer ejercicio, etc. Afecta a 4 de cada 100 mujeres desde adolescentes a maduras. Sin embargo, no se suele acudir al médico en busca de ayuda por los siguientes motivos: por sentir vergüenza; por creer que es un problema "normal" e inevitable tras el parto o debido al envejecimiento; por creer que no existe cura o que el tratamiento no está disponible; por considerar que no es lo suficientemente grave, importante o frecuente como para requerir tratamiento; por creer que la única alternativa posible es la tan temida cirugía. Si no se actúa sobre la incontinencia, va empeorando, lo que hace que la mujer reduzca paulatinamente sus actividades y su vida social. Las consecuencias psicológicas pueden ir desde la pérdida de seguridad y autoestima, a incluso la ansiedad y la depresión.

     – Prolapsos. Son trastornos aún más graves que suelen requerir intervención quirúrgica. Se trata de descensos de la matriz (prolapso uterino), de la vejiga (cistocele) o del recto (rectocele).

     – Disfunciones sexuales. La falta de tono de los músculos del suelo pélvico reduce la irrigación sanguínea y la fuerza de las contracciones, y hace que no se soporte adecuadamente el peso de los órganos internos. Esto puede provocar: una disminución de la sensibilidad sexual de la mujer, dificultando su estimulación; una disminución de la intensidad de los orgasmos o que en ocasiones no lleguen a alcanzarse; y/o que la mujer experimente sensaciones dolorosas durante el coito. En definitiva, puede empeorar la calidad de las relaciones sexuales de forma apreciable por ambos miembros de la pareja y que, incluso, se lleguen a evitar.

 

Causas que debilitan el suelo pélvico

Las causas que debilitan el suelo pélvico o agravan su deterioro son variadas. Todas tienen en común un aumento de la presión intrabdominal y un déficit de tonificación de sus músculos.

     – Embarazo y parto. Son la principal causa del debilitamiento, aunque a veces sus efectos no aparecen hasta muchos años después de haber tenido un hijo. El mayor peso del útero durante el embarazo fuerza y debilita enormemente los músculos del suelo pélvico. Esta distensión aumenta de forma importante durante el parto, cuando el bebé pasa a través de estos músculos. Además, en el embarazo se produce una hormona que relaja estos músculos para facilitar el parto, debilitándolos aún más. El deterioro será mayor si hubo un desgarro, si el bebé era de gran peso o gran perímetro craneal, si se ganó mucho peso durante el embarazo y con cada nuevo parto.

     – Postparto. Tras el parto, se suelen realizar ejercicios abdominales para recuperar la silueta sin considerar cómo han quedado los músculos del suelo pélvico, que no deben soportar importantes aumentos de presión abdominal. En el postparto inmediato, la mujer no debe saltar, llevar pesos, hacer deporte o hacer ejercicios abdominales precoces. Estos esfuerzos están formalmente contraindicados hasta no haber valorado el estado del suelo pélvico y haber realizado su recuperación.

     – Prácticas deportivas. La práctica de deporte es sin duda muy beneficiosa para la salud en general. No obstante, algunos deportes requieren saltos e impactos (baloncesto, atletismo, tenis, aerobic, footing, etc.). Estos aumentan la presión intrabdominal, y si no se toman las medidas oportunas, empeoran el tono muscular pélvico. Por este motivo, entre las jóvenes, incluso sin hijos, que practican este tipo de deportes con continuos entrenamientos y competiciones, 6 de cada 10 están afectadas de incontinencia de esfuerzo.

     – Menopausia y envejecimiento. Los cambios hormonales de la menopausia pueden producir una pérdida de la flexibilidad de los músculos del suelo pélvico. Además, el simple paso de los años los va atrofiando, como cualquier otro músculo que no se ejercita. Por ello, si no han aparecido antes, en esta etapa se manifiestan habitualmente los efectos de la debilidad de los músculos del suelo pélvico, como la incontinencia de esfuerzo.

     – Herencia. Casi 2 de cada 10 mujeres tienen una debilidad innata de los músculos del suelo pélvico. Por ello es importante medir su estado aunque no existan otras causas de debilitamiento, sobre todo si hay antecedentes familiares.

     – Hábitos cotidianos y otros factores. Hay algunas costumbres cotidianas y otras causas que también perjudican a estos músculos: retener mucho tiempo la orina; empujar con fuerza para vaciar la vejiga; vestir con fajas o con prendas muy ajustadas; la obesidad; el estreñimiento; tocar instrumentos de viento; el canto; tos crónica por tabaquismo u otras causas; y en general, cualquier aumento repetitivo de la presión intrabdominal.

 

¿Cómo prevenir los trastornos del suelo pélvico?

Conocerte y cuidarte es la base para prevenir los trastornos del suelo pélvico y sus consecuencias. Conoce tu propia anatomía genital y toma conciencia de tus músculos del suelo pélvico. Cuida y fortalece los músculos del suelo pélvico desde la adolescencia. Realiza una recuperación de los músculos del suelo pélvico en el postparto. Permanece alerta ante cualquier síntoma de debilidad de estos músculos, especialmente si tienes hijos, practicas algún deporte o quieres aumentar tu capacidad de respuesta sexual.

Toda mujer debería preocuparse por mantener el tono muscular interno, fundamental para su calidad de vida y salud. Esto es válido tanto si los músculos están sanos como recién recuperados. Una vez finalizada la terapia de recuperación, se recomienda hacer una autoevaluación o revisión, por ejemplo, con los conos vaginales, dos veces al año, y reanudar los ejercicios si se apreciara una disminución en la fuerza muscular. De la misma forma que la mujer cuida de su alimentación, del estado de su piel y de su salud general, debe cuidar también este aspecto tan importante de su salud.

 

La recuperación del suelo pélvico

Afortunadamente, todos estos problemas derivados de la falta de tono muscular pélvico se pueden prevenir, tratar y curar. Esto se hace trabajando estos músculos mediante unos ejercicios específicos para fortalecerlos. Aunque lo mejor es prevenir, tras el parto o en el caso de realizar deportes de impacto, si ha aparecido algún síntoma, se debe iniciar la recuperación, aunque sea años después.

La recuperación (o fisioterapia, como la llaman los especialistas) del suelo pélvico se conoce desde hace años por su importante efecto en prevenir todos los trastornos derivados de este debilitamiento. Por eso, lo ideal es recuperar el suelo pélvico ya en el postparto, como se recomienda rutinariamente en muchos países. Si no se realizó tras el parto, sigue siendo igualmente útil e importante realizarla años después. Seguirá proporcionando enormes beneficios a la paciente que lo ha seguido fielmente, una mejora significativa de su calidad de vida y, para la gran mayoría, puede suponer la curación total de su problema.

No sólo previene la aparición de estos trastornos, sino que, incluso si ya ha aparecido, por ejemplo, una incontinencia de esfuerzo, tanto moderada como avanzada, o un prolapso moderado, puede evitar una intervención quirúrgica.

 

Qué ejercicios realizar para fortalecer el suelo pélvico

Los ejercicios del suelo pélvico consisten en realizar contracciones activas y regulares los músculos del suelo pélvico. Es una técnica muy conocida y ampliamente verificada que los especialistas conocen por "ejercicios de Kegel". Prueba los siguientes ejercicios para el control de esta musculatura:

     – Esfínter uretral: imagina que te estás orinado, aprieta fuerte como si quisieras parar la orina. Posteriormente relaja.

     – Esfínter anal: piensa que se te van a escapar gases, contrae los músculos de alrededor del ano sintiendo cómo se eleva.

Una vez que eres capaz de identificar los diferentes músculos de cada esfínter, contrae y relájalos de forma alternativa y todos a la vez. Lo ideal es que estos ejercicios los asocies a alguna tarea cotidiana como tomar café, conducir, ver las noticias, nadie notará que estás haciendo ejercicios de suelo pélvico.

 

Una gran ayuda: la terapia de conos vaginales

Fue desarrollada por destacados ginecólogos para resolver la dificultad que encontraban algunas mujeres en realizar los ejercicios del suelo pélvico correctamente y la falta de un medio de evaluar sus progresos, que llevaban a que abandonasen los ejercicios antes de conseguir el tono ideal.

La terapia de conos vaginales supone un importante avance: permite automatizar los ejercicios y aprender a realizar la contracción correcta fácilmente, requiere mucha menos dedicación y fortalece los músculos del suelo pélvico de forma más efectiva y en menos tiempo. Ha sido clínicamente probada en hospitales de reconocido prestigio, tanto en Europa como en Estados Unidos, y es ampliamente recetada en muchos países. Es una medida simple, efectiva y económica para el tratamiento conservador de las consecuencias de la debilidad de los músculos del suelo pélvico que puede evitar una intervención quirúrgica.

Cada cono tiene un peso diferente gradual (aunque son del mismo tamaño), y se usan manteniéndolos en la vagina como un pequeño tampón durante unos minutos al día, de pie o caminando. Al introducir el cono en la vagina, tiende a caer por su propio peso. La sensación de pérdida del cono provoca un suave reflejo de contracción en los músculos del suelo pélvico que hace retener el cono. Esta sencilla contracción y el avance gradual hacia conos de mayor peso fortalece de forma muy eficaz los músculos del suelo pélvico. Se empieza a notar una mejoría en el tono de los músculos en unas 2 ó 3 semanas, y un tratamiento completo suele durar entre 2 y 3 meses.

Saber más sobre la salud del suelo pélvico

Si ya has tenido algún síntoma, por leve que sea, es un reflejo de que la musculatura está débil y conviene reforzarla sin esperar a que empeore.

Contesta a estas cuestiones y conocerás rápidamente el estado de salud de tu suelo pélvico: ¿Has tenido alguna vez sensación de peso en la zona genital? ¿Has tenido algún escape de orina en alguna de estas ocasiones: al subir o bajar escaleras, al reír, estornudar, toser o saltar? Haz la prueba del "pipí stop": intenta interrumpir completamente el flujo de la orina, ¿se te escapan alguna vez algunas gotitas? ¿Después de un baño has tenido una pérdida de agua por la vagina? ¿Has tenido últimamente alguna sensación dolorosa durante el coito? Haz la prueba con los conos vaginales: ¿Se te cae el número 3? Si respondes "sí" a dos o más de estas preguntas, deberías comenzar una recuperación del suelo pélvico lo más pronto posible.

No dejes de acudir a tu medico para iniciar un programa de recuperación o fisioterapia del suelo pélvico

 

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