Los entuertos en el embarazo

Los entuertos

Dr. D. Nicolás Mendoza Ladrón de Guevara, Especialista en Ginecología y Obstetricia, Clínica Margen

Grupo de Trabajo del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Granada

Inmediatamente después del parto, el útero se contrae para evitar la hemorragia y la infección. A este fenómeno fisiológico se le llama entuertos, aunque en ocasiones son muy dolorosos y alarman a las mujeres. Solo si se prolongan en el tiempo o se acompañan de otros síntomas debemos preocuparnos por ellos.

Los entuertos son una respuesta normal del organismo materno tras el parto.
 

¿Qué son los entuertos?

Los entuertos son contracciones intensas, frecuentes y dolorosas que se producen después del parto y cuya función es la de impedir la hemorragia materna en el sitio donde antes se implantaba la placenta.

 

¿Por qué se producen los entuertos?

Los entuertos son el mecanismo fisiológico para contener la hemorragia y prevenir las infecciones. Se producen por una respuesta fisiológica del organismo materno, no se trata, por tanto, de procesos patológicos.

En cualquier mujer, antes de quedarse embarazada, su útero pesa unos 70 gramos y mide unos 7 centímetros aproximadamente. Durante el embarazo, este órgano puede aumentar de tamaño hasta dimensiones que permitan alojar al feto y sus anejos (líquido amniótico, cordón umbilical y placenta), es por ello que llega a pesar casi un kilogramo y a medir hasta 70 centímetros. Uno de estos anejos fetales, la placenta, es fundamental para el crecimiento fetal durante el embarazo. Por la placenta le llega la sangre oxigenada y cargada de nutrientes procedente de su madre y, a través de ella, el feto expulsa el CO2 y las sustancias de desecho resultantes de su metabolismo.

 

¿Cuáles son los hechos que preceden a los entuertos?

Después del parto, el feto no necesita la placenta porque toma el oxígeno por su propia cuenta del aire inspirado. Para alimentarse, sigue necesitando a su madre para que le dé el pecho o una lactancia artificial. En consecuencia, la placenta no es necesaria y el útero tiende a expulsarla aprovechando las mismas contracciones del parto. A este mecanismo se le llama alumbramiento y ocurre dentro de la media hora después del nacimiento del bebé.

Después del parto tampoco se necesita que el útero mantenga el tamaño del embarazo. Por razones evolutivas, se requiere que vuelva a su posición y dimensiones normales y que los requerimientos de energía pasen a otros órganos del cuerpo materno (por ejemplo, a las glándulas mamarias). El lecho donde estaba la placenta es entonces un lugar con un montón de vasos sanguíneos abiertos, arriesgando la vida de la madre por el sangrado y la posibilidad que asciendan gérmenes procedentes de la vagina y el exterior. El útero es un órgano muscular, por lo tanto, lo apropiado es su contracción continua y eficaz para evitar la hemorragia y la infección.

En general, la expulsión de la placenta se produce, más o menos a su tiempo, pero en bloque, esto es completamente. A veces, sin embargo, pueden quedar cotiledones (partes de la placenta) o membranas en el interior del útero que con el tiempo son un excelente caldo de cultivo para los gérmenes que han colonizado la vagina durante el parto y pueden provocar también una infección en los días siguientes (infección puerperal o fiebre o puerperal).

De nuevo, el útero intentará expulsar esos restos con ese mecanismo de defensa que son las contracciones En consecuencia, llamamos entuertos a las contracciones doloras que percibe la madre después del alumbramiento, tanto más intensas cuanto más cercanas al parto sean. Su frecuencia de aparición, su grado de intensidad y su percepción como fenómeno doloroso no debe considerarse, en absoluto, como elementos patológicos, si bien algunas veces se requiere su alivio con fármacos analgésicos.

Recuerde que los entuertos tiene una misión defensiva, en tanto:

Evitan la hemorragia materna. Al contraerse el útero, los vasos de lecho placentario se cierran.

Expulsan pequeños coágulos y restos de placenta y membranas, evitando así la infección.

Permiten recuperar la posición, el tamaño y el volumen del útero hasta dimensiones previas al embarazo.

 

¿Todas las mujeres tienen entuertos?

Todas las mujeres después del parto tienen contracciones uterinas pero no siempre se acompañan de dolor. Las quejas por entuertos son más frecuentes entre las primerizas que en las que ya han tenido más hijos. Quizá por el desconocimiento de lo que les está pasando.

Los entuertos se hacen más dolorosos a partir del segundo y sucesivos embarazos. El útero se encuentra más distendido y necesita de contracciones más firmes. Las mujeres siguen notando el dolor de sus entuertos, pero el componente psicológico es menor (menor miedo a lo desconocido) y suelen acudir menos en busca de ayuda médica. Si el dolor es intenso, igualmente se pueden tratar fácilmente con la toma del analgésico adecuado a su estado. Lo mismo ocurre cuando el embarazo es múltiple (gemelar o trillizos) o cuando se ha parido a un feto de gran tamaño (macrosoma). En ambos casos, la sobredistensón uterina obliga a unas contracciones eficaces añadidas.

En las mujeres que han sido sometidas a parto por cesárea, los entuertos suelen ser más dolorosos, porque a la contracción uterina se le suma el dolor de la propia cicatriz.

 

¿Cuándo se producen los entuertos?

Los entuertos se producen durante los cinco o seis primeros días después del parto, pero su mayor intensidad se percibe en las primeras 24- 48 horas. En el caso de que se prolonguen más allá de los seis días, entonces debe consultar con su médico para descartar cualquier proceso patológico, principalmente la existencia de una infección intrauterina (fiebre puerperal).

También es frecuente que los entuertos se intensifiquen o reaparezcan durante la lactancia y es un mecanismo que protege a la madre de las hemorragias y la infección. En ese caso, no hay motivos para preocuparse porque se trata de un fenómeno fisiológico secundario a la respuesta de la musculatura uterina a la liberación de la oxitocina, que estimula en el cerebro materno la succión del pezón. Esta hormona actúa también de manera contráctil sobre los acinos de las las glándulas mamarias permitiendo la salida de la leche

La oxitocina es, en consecuencia, la encargada de la contracción uterina y de la lactogénesis. Es por ello que una rápida succión después del parto favorece la contracción uterina y evita las complicaciones anteriormente mencionadas. La oxitocina es también la hormona que se libera con el orgasmo en las relaciones sexuales. Para algunas mujeres, la sensación uterina cuando da el pecho es una sensación placentera.

 

 

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