
Cuidados del pecho durante el embarazo
Durante el embarazo, es común que se produzcan cambios en los senos de todas las mujeres, si bien más acusados para unas que para otras. Conocer estos cambios y prevenir o aliviar sus molestias ayudará a la mujer embarazada a prepararse para la lactancia y a disfrutar plenamente de ella.
Cambios de las mamas durante el embarazo
Los cambios que sufren las mamas durante el embarazo son los siguientes:
- Crecimiento mamario. El primer cambio que se aprecia es el aumento del tamaño debido a la grasa acumulada y al aumento de las glándulas. Es probable que se necesite una talla más de contorno del pecho en los dos o tres primeros meses del embarazo.
- Picazón y aparición de estrías. Como consecuencia del crecimiento de los senos, se produce un estiramiento de la piel, responsable de esa sensación de cosquilleo, picazón y de la aparición de estrías, típicas en el embarazo en otras localizaciones y que las mujeres describen como deformaciones de la superficie de la piel.
- Cosquilleo y sensibilidad al tacto. Muchas mujeres embarazadas sienten una especial sensibilidad en la zona lateral baja de sus senos. Suele ser uno de los primeros signos de embarazo. La sensibilidad aumenta al tacto y llega a doler y a producir hinchazón.
- Venas más grandes. No podemos olvidar que durante los nueves meses de embarazo el volumen de sangre aumenta, ésta fluye en mayor cantidad hacia los senos y todo un conjunto de venas que hasta ese momento eran imperceptibles se hacen muy visibles, más azuladas.
- Pezones y areolas más oscuros. Los pezones se vuelven más oscuros y prominentes, mientras la areola, que es la piel que los rodea, se vuelve también más oscura y de mayor tamaño. Las pequeñas glándulas de la superficie (los pequeños bultitos o irregularidades) suelen segregar una sustancia aceitosa que sirve para lubricar el pezón y evitar su sequedad y la aparición de grietas.
- Secreción de calostro. Es algo normal. El calostro es una secreción natural que suele ser de consistencia espesa y amarilla durante la gestación y al acercarse el momento del parto, se torna más pálido y casi incolora.
Algunos consejos
El momento de empezar a cuidar las mamas no es la lactancia, sino desde el principio del mismo embarazo que es cuando se están produciendo los principales cambios. Cuidar el pecho no solo beneficia a la futura mama si no también al recién nacido. Además, un buen cuidado del pecho ayuda también a la correcta recuperación después del parto y minimiza las posibles complicaciones o molestias que algunas madres tienen durante este periodo.
En general, no se necesitan cuidados especiales que no pueda hacer una misma sin la ayuda de los profesionales de la salud, basta con algunas recomendaciones sencillas como las siguientes:
1. Usar un sujetador especial. Existen sujetadores especiales para las futuras mamás, cuyo diseño alivia las molestias musculares que muchas veces se presentan durante el embarazo y el puerperio. Los mejores son los de algodón y con tirantes gruesos, preferiblemente aquellos que permiten adaptarse al aumento del tamaño del pecho, es decir los que tienen los ganchillos en la parte trasera. Durante la noche los sostenes se pueden volver molestos, por eso existen otros especialmente creados para dormir y que se pueden encontrar en las tiendas especializadas en ropa premamá. También se pueden usar almohadillas desechables o lavables si hay secreción de calostro. Lo más importante es comprarse un sujetador de una talla superior, para así evitar malestar en los pechos, que van a crecer y estarán más sensibles.
2. Hidratación. Es necesaria una buena hidratación diaria de los senos para evitar la aparición de estrías. Por eso hay que dedicar unos minutos al día a la aplicación de cremas hidratantes con un suave masaje en el pecho y el pezón. Pueden usarse cremas antiestrías a partir del tercer mes de gestación durante todo el embarazo y la lactancia.
3. Evitar los jabones y elementos ásperos. Pueden provocar sequedad en los pezones y su contorno, pues contribuyen a crear grietas dolorosas, ya que quita la grasa protectora secretada por las glándulas de Montgomery (se localizan en la areola que rodea al pezón).
4. Utilizar agua fría después de la ducha. Un chorro de agua fría sobre cada pecho ayuda a tonificar la piel.
5. Exposición al sol. Para fortalecer los pechos, sobre todo los pezones, se aconseja la exposición al sol y al aire, de vez en cuando pero por poco tiempo, sólo unos minutos y evitando las horas del mediodía donde la radiación solar es más intensa. El método ALAS para el cuidado de los pechos resume estas recomendaciones, es el acrónimo de:
- Agua, solamente durante el baño.
- Leche, aunque esto se realiza una vez que se está amamantando y consiste en la aplicación de unas gotas de este líquido sobre el pezón al terminar de alimentar al bebé.
- Aire durante algunos minutos un par de veces a la semana.
- Sol, también durante algunos minutos en la semana.
Al margen de estos consejos, es muy importante que el médico revise los pechos durante las visitas, para descartar cualquier tipo de problema.
Saber más
Para fortalecer los músculos del pecho y evitar en la medida de lo posible los dolores de espalda, es recomendable la realización de unos sencillos ejercicios, que deben practicarse en orden, sólo hasta que se sienta cierta tensión, respirando despacio y sin aguantar la respiración:
Ejercicio 1. Con la cabeza en posición recta y la espalda derecha, unir las manos detrás de la espalda y sin dejar que los hombros caigan hacia delante, estirar los brazos hacia arriba y hacia atrás. Aguantar 10 segundos y después relajar.
Ejercicio 2. Colocarse frente a una puerta, ambas manos a la altura de los hombros en cualquiera de los dos lados del dintel. Mover la parte superior del cuerpo hasta sentir un estiramiento cómodo. Mantener el pecho y la cabeza arriba, con las rodillas levemente dobladas. Aguantar 15 segundos y luego relajar.
Ejercicio 3. Sentarse con los brazos colgando de manera relajada a los lados. Subir los hombros haciendo fuerza. Aguantar 5 segundos y luego relajar.

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