
Errores más frecuentes en la lactancia artificial
¿Me habré equivocado con la fórmula que le estoy dando al niño? ¿La estaré preparando correctamente? ¿Me habré pasado en la cantidad? Estos son los errores más frecuentes durante la lactancia artificial.
La fórmula utilizada
Las diferencias entre las distintas fórmulas infantiles del mercado son escasas y, si se emplean las indicadas para la edad del niño, los resultados son buenos. El error surge por usar leches en polvo enteras, más baratas que las modificadas, y tomarlas como si fuesen fórmulas para lactantes; o usar leches medicamentosas, por ejemplo, leches descremadas, y prolongar la alimentación con ellas.
Con más frecuencia, se inicia la lactancia con una fórmula adecuada, pero debido a su precio se abandona antes de tiempo y la madre, que ya ha perdido la posibilidad de lactar, administra leche de vaca entera u otros alimentos inadecuados para la edad del niño.
Es frecuente la sobrealimentación, en cuanto la madre pretende que el lactante tome hasta la última gota del biberón que ha preparado
La preparación de la fórmula
Algunas madres, en su deseo de sobrealimentar a su hijo, diluyen escasamente la fórmula y administran un alimento hiperconcentrado; el niño no puede eliminar la sobrecarga de leche y aparecen la fiebre de sed e incluso graves deshidrataciones. Otras veces se trata del error inverso: la dilución es excesiva y el niño, que no puede aumentar indefinidamente el volumen de su ingesta, cae en malnutrición.
Cantidad administrada
Es frecuente la sobrealimentación, en cuanto la madre pretende que el lactante tome hasta la última gota del biberón que ha preparado. Más rara es la subalimentación, ya que el niño sabe expresar muy bien cuando tiene hambre y la madre acaba dando el alimento que reclama.
Higiene del biberón
La suciedad, a veces con restos de la toma anterior, es fuente de infección.
Tamaño de los orificios de la tetina
Una tetina con orificios muy grandes favorece el atragantamiento, la aspiración y posiblemente la sobrealimentación. Si los orificios son, por el contrario, pequeños, obligan a una succión vigorosa, causa posible de aerofagia y subalimentación.
La forma de administrar el biberón
El lactante en decúbito supino deglute mal el alimento y son fáciles las regurgitaciones, e incluso la aspiración. Por ello el niño debe estar incorporado unos 45 grados. El niño no debe dormirse con el biberón en la boca, ya que por una parte, existe riesgo de aspiración y, por otra, la permanencia prolongada de alimento en la boca altera la dentición (caries).
La administración del biberón no debe hacerse de forma fría sino que el lactante debe recibir mucho cariño, tan necesario para su normal desarrollo físico y psíquico, como es bien sabido.

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