Cómo proteger a su hijo de las infecciones en la guardería
El uso de las guarderías parece haberse convertido en algo casi obligado dado que, en la mayoría de las familias, ambos padres trabajan. Actualmente se consideran imprescindibles para el desarrollo económico y social de la familia y de la sociedad en general. Por otro lado es un medio en el que el niño estará expuesto a un mayor riesgo de padecer enfermedades infecciosas.
Esta situación tiene beneficios para el niño, como favorecer su socialización y adaptación a las normas. Pero, por otro lado, los niños que asisten a la guardería están sometidos a un mayor riesgo de enfermedades infecciosas. Las infecciones localizadas más frecuentemente en las guarderías son las respiratorias, las gastrointestinales y las de la piel.
Entre los virus, los de la gripe y los que producen los cuadros catarrales y faringitis. Si bien el sarampión, la parotiditis (paperas), la rubéola y la varicela son también posibles, su frecuencia es decreciente por el uso de vacunas. Entre las bacterias, el estreptococo beta hemolítico del grupo A y el neumococo son también frecuentes. Entre los parásitos, los oxiuros y las giardias lamblias en el intestino, y en la piel, los piojos son los más comunes.
Formas de transmisión de las infecciones
– Respiratoria. La gripe, infecciones por neumococo, resfriado común, adenovirus, rubéola y varicela se transmiten a través de las gotitas que salen de la boca cada vez que hablamos, estornudamos o tosemos.
– Fecal-oral. Como es el caso de las gastroenteritis producidas por bacterias y virus, hepatitis A y parásitos como oxiuros y giardias lamblias.
– A través de la piel. Las piodermitis, el impétigo y los forúnculos que aparecen en la piel son transmitidos por contacto, pero un factor importante son los portadores nasales.
– A través de las manos. Conjuntivitis, producida por bacterias y por virus, se transmite básicamente por contacto a través de las manos. Requiere tratamiento y que el niño no acuda al centro por unos 6-7 días.
– Por contacto con orina o saliva. Como ocurre en la infecciones por citomegalovirus o herpes, mononucleosis infecciosa.
Factores de riesgo
– La edad del niño. La frecuencia de estas infecciones es tanto mayor cuanto más pequeño es el niño.
– El número de niños. Los padres se asesorarán del número de niños, ya que el hacinamiento favorece el paso de las infecciones de unos a otros.
– La falta de higiene en los cuidadores, por la facilidad de contagio a través de las manos, sobre todo cuando se preparan los alimentos o se cambian los pañales.
– Compartir juguetes, toallas y paños de cocina.
– La no vacunación de algunos niños por parte de sus padres o, actualmente y ante los problemas económicos, por la exclusión en el calendario oficial de la vacuna del neumococo.
– La falta de sentido común, ocultando los síntomas o administrándoles antitérmicos antes de entrar en la guardería para encubrir un proceso infeccioso.
– Causas laborales, por la imposibilidad de dejar en el domicilio al niño enfermo
Los padres que llevan a su hijo a la guardería deben saber que corren el riesgo de tenerle enfermo aproximadamente cada semana si tiene alrededor de un año de edad, cada dos semanas si tiene dos años, cada tres semanas si tiene tres años y cada cuatro semanas si tiene cuatro años.
Prevención de las infecciones
– Lavarse las manos. Es la norma básica de la prevención. Las escuelas infantiles deben tener instalaciones adecuadas para que los niños se laven las manos y esto se establezca como una rutina. Y los padres en casa deben dar ejemplo. Además, lo harán de forma sistemática antes de preparar la comida del niño y después de cambiarle los pañales.
– Calendario vacunal correcto de niños y cuidadores. Se aconseja que en el caso de los cuidadores, se vacunen anualmente contra la gripe y la hepatitis A.
– Lavar a menudo los juguetes de uso común y a diario los paños de cocina y toallas.
– En determinados casos y según la enfermedad, se podrá separar temporalmente al niño o el adulto enfermo en otra estancia.
– Si un niño que no está en la guardería tiene normalmente de cinco a siete procesos catarrales por año, en la misma se multiplican por tres.
– Aunque no está estipulada una edad ideal para el ingreso en una guardería, no se recomienda antes de los 6 meses, ya que su sistema inmunitario es muy frágil.
– En casos de infecciones graves como otitis medias, neumonías de repetición, etc., se deben excluir temporal o definitivamente.
– Vigilar y declarar inmediatamente las enfermedades transmisibles que requieren medidas preventivas.
– El centro está obligado a comunicar a los padres cualquier tipo de brote contagioso: desde piojos hasta sarampión.
– Es conveniente que exista un médico pediatra que controle a los niños y clasifique a aquellos que puedan contagiar algún tipo de enfermedad transmisible. En este sentido, la labor del médico es fundamental para prevenir nuevos casos, procediendo a su aislamiento o retención en su domicilio de forma precoz.
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