
Importancia del Calcio y la Vitamina D en la infancia
El calcio y el fósforo son los principales componentes del hueso y la vitamina D es uno de los principales factores reguladores del metabolismo cálcico, junto con la parathormona y la calcitonina.
El hueso es un tejido vivo que se está remodelando continuamente, y a la par que se forma también se destruye. En niños y adolescentes, la fase de formación predomina sobre la fase de destrucción; inversamente, durante el envejecimiento, se produce una pérdida neta de masa ósea.
La masa ósea es la cantidad de hueso que presenta una persona en su esqueleto en un momento determinado de su vida. La masa ósea aumenta paulatinamente desde el nacimiento, hasta alcanzar un valor máximo, denominado "pico de masa ósea" entre los 20 y 25 años de edad, que se mantiene durante varios años, para posteriormente ir disminuyendo, cada década, a razón de un 10% aproximadamente de la masa ósea acumulada que, en el sexo femenino, puede ser hasta de un 12% por década. Conseguir un buen nivel máximo de masa ósea es importante para reducir el riesgo de osteoporosis en el futuro y para eso es muy importante mantener una alimentación rica en calcio, evitar el sobrepeso y el sedentarismo, promover la actividad física y una adecuada exposición al sol.
Se estima que la densidad mineral ósea puede modificarse por la dieta y el ejercicio hasta en un 20%. El contenido mineral óseo se compone aproximadamente del 80-90% de calcio y fósforo. Sin embargo, otros componentes dietéticos, tales como proteínas, magnesio, potasio, vitamina D, A, C y K son también necesarios para el normal metabolismo óseo.
La salud ósea se consigue durante la infancia para poder disfrutarla durante la madurez, y es que este nivel máximo de masa ósea actúa como "capital de hueso" que se utilizará durante el resto de la vida adulta. A mayor ingesta de calcio y más actividad física en los primeros años de vida, mejor densidad mineral ósea y menos riesgo de osteopenia u osteoporosis en la edad adulta.
Calcio
El calcio es importante para lograr un correcto desarrollo óseo. Más del 99% se encuentra depositado en el hueso y aumenta de forma progresiva, desde los 30 gramos al nacer (10 g/kg de peso) hasta unos 1300 gramos en el adulto (19 g/kg de peso). Este calcio se moviliza continuamente, unos 500 mg de calcio entran y salen de los huesos diariamente.
El calcio desempeña funciones en el organismo como la intervención en la transmisión nerviosa y la excitabilidad neuronal, en el funcionamiento del músculo cardíaco y en la contracción muscular, además de participar en los procesos de coagulación sanguínea, en el transporte a través de las membranas celulares y en la secreción hormonal y enzimática.
Es fundamental que la dieta proporcione una cantidad adecuada de calcio biodisponible para el organismo. El calcio se absorbe principalmente en el intestino delgado, aunque hay también una cierta absorción a nivel de colon.
Principales fuentes de calcio
● Leche y productos lácteos; Son las principales y mejores fuentes biodisponibles de calcio de la dieta, con la ventaja adicional de que, además, son una buena fuente de proteínas y otros nutrientes que potencian su absorción.
● Otros productos; A los lácteos le siguen, tanto por su contenido en calcio como por su participación en la dieta diaria, los cereales (especialmente, los integrales) y algunas verduras y hortalizas (brócoli, repollo, espinacas, etc.), algunos pescados que se comen enteros, con raspa (sardinas en conserva o pescados pequeños, como la morralla), las almendras, avellanas, nueces, etc. Sin embargo, el organismo absorbe peor el calcio que se encuentra en los alimentos no lácteos, ya que algunos contienen sustancias que se unen al calcio y evitan o disminuyen su absorción (ácido fítico, por ejemplo). Además, la cantidad a ingerir de estos alimentos debería ser mucho mayor a la normalmente consumida para asemejarla al contenido en calcio de los lácteos.
● Productos enriquecidos; Actualmente hay un creciente desarrollo de suplementos y productos enriquecidos en calcio (cereales, zumos, leches, etc.) que pueden contribuir de forma importante al aporte de este mineral y que pueden tener un papel relevante especialmente en los grupos de riesgo de deficiencia (adolescentes, ancianos y mujeres gestantes) y en individuos que no pueden consumir leche o algunos productos lácteos, por intolerancia a la lactosa o alergia a las proteínas de la leche. En este sentido, es conveniente consultar el etiquetado nutricional de los mismos, no sólo para conocer el contenido en calcio, sino la presencia de otros componentes que podrían afectar a su biodisponibilidad.
Vitamina D
La vitamina D es imprescindible para una correcta mineralización ósea. Para que el calcio sea absorbido por el organismo y los huesos estén fuertes y sanos, es indispensable que se consuman alimentos ricos en vitamina D. La vitamina D estimula la formación de la matriz ósea y la maduración del hueso. Mejora la actividad osteoclástica y también parece influir sobre la diferenciación de las células precursoras del hueso, junto con la parathormona, que regula el metabolismo del calcio y del fósforo y promueve la absorción del calcio proveniente del intestino y del túbulo renal.
La vitamina D también ejerce otras funciones igualmente importantes. Destaca su papel inmunomodulador con implicación en muchos órganos y sistemas, y su déficit parece estar relacionado con enfermedades autoinmunes, como diabetes y esclerosis múltiple, con el riesgo de enfermedad cardiovascular y algunos tipos de cánceres.
La vitamina D puede proceder de la dieta o ser sintetizada en el organismo.
Principales fuentes de vitamina D
● Exposición al sol; La mejor fuente de vitamina D es la exposición al sol. La vitamina D que se sintetiza en el organismo lo hace en la piel, a partir de un compuesto, el 7-dehidrocolesterol, y gracias a la acción de la luz ultravioleta. Una exposición diaria de unos 10 ó 15 minutos, sería una buena forma de satisfacer gran parte de las necesidades de esta vitamina.
● Fuentes alimentarias; Son pocos los alimentos que contienen de forma natural esta vitamina. Los alimentos más ricos en vitamina D son los pescados grasos (salmón, atún, sardinas…), el aceite de hígado de bacalao, la yema de huevo, las almendras y algunas setas
● Alimentos enriquecidos; Una buena manera de asegurar el aporte de vitamina D es mediante la ingesta de alimentos enriquecidos en la misma, fundamentalmente lácteos y cereales. Si se consumen leche y lácteos desnatados o semidesnatados deberían siempre escogerse enriquecidos con vitamina D; si no es así, el calcio es menos asimilable por el organismo.
Existen numerosos estudios que demuestran que la ingestión conjunta de calcio y vitamina D favorece el aumento de la densidad mineral ósea y que reduce el riesgo de fracturas. Se ha de tener en cuenta que si la dieta es deficitaria en calcio, una concentración sanguínea adecuada de vitamina D no tendrá ningún efecto. La deficiencia de vitamina D produce hipocalcemia, que a su vez puede traducirse en osteoporosis, en la edad adulta.
En definitiva, una ingesta adecuada de calcio es muy importante para mantener unos huesos sanos. Pero la osteoporosis no sólo es una cuestión del calcio. El calcio, como el fósforo, y la vitamina D son fundamentales para lograr un correcto desarrollo y funcionalidad del hueso. Por esto es muy importante adecuar los hábitos alimenticios y la actividad física de los niños como prevención primaria de la osteoporosis en edades avanzadas.
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Respecto al uso de suplementos de calcio en niños, los estudios realizados indican que, a pesar de que su administración produce una pequeña mejoría en la densidad ósea de las extremidades superiores, este ligero incremento parece poco probable que repercuta de forma significativa en un menor riesgo de sufrir fracturas y, por ello, no se recomienda el uso de suplementos de calcio en niños sanos, sino que es más adecuado prescribir una dieta sana y equilibrada y la realización de ejercicio físico, adecuado a su edad.

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