Desarrollo psicomotor a partir de los dos años

A partir de los dos años, como consecuencia de los procesos madurativos, se produce un gran avance en el control del cuerpo. Es un período en el que el cerebro continua su desarrollo. Se produce una mejora en la motricidad fina y en el movimiento de los brazos y las piernas.

¿Qué avances se producen en esta etapa?

A partir de los 2 años posee unos tobillos y rodillas mucho más flexibles y alcanza un equilibrio que le permite correr de forma más coordinada y saltar de un pie a otro. En cuando a psicomotricidad fina, puede pasar las páginas de un libro de una en una, puede cortar con unas tijeras y sostener un vaso de agua con las dos manos.

A partir de los 3 años es cuando las conexiones neuronales alcanzan su máxima intensidad, el niño tiene mayor capacidad de realizar actividades motoras más rápidas y precisas. Pueden caminar y correr en línea recta, pueden caer al suelo de un brinco cayendo sobre ambos pies. Pueden realizar actividades como trazar líneas, pintar, dibujar figuras circulares. La preferencia lateral está muy relacionada con el tema de la escritura; a partir de los 3 años se suele definir la lateralización y adquirir el esquema corporal (representaciones que tenemos de nuestro propio cuerpo, del movimiento del mismo, conocer las posiciones que el cuerpo puede adoptar y de sus limitaciones).

A los 4 y 5 años realizan dibujos con combinaciones curvas y rectas. Pueden caminar saltando con un solo pie, atrapar una pelota grande con las dos manos. A partir de los 5 años pueden correr más rápido e impulsar sus brazos cuando corren. Su equilibrio ha alcanzado una gran mejoría, algunos niños están ya preparados para ir en bicicleta. En esta etapa, empiezan a realizar los trazos típicos de la escritura, copiar letras y números con un lápiz, cortar en línea recta con tijeras, abotonarse la camisa...

A partir de los 7 años el niño adquiere el dominio psicomotor, puede dominar y coordinar las distintas partes del cuerpo de forma automática, sin pensar ni atender a lo que está haciendo. Por ejemplo, subir y bajar escaleras, escribir, etc.

Actividades que favorecen su desarrollo

1. Pedirle que cierre los ojos y se toque las distintas partes del cuerpo. Por ejemplo, decirle que se toque la punta de la nariz con el pulgar de la mano derecha, lo mismo con la mano izquierda.

2. Pedirle que intente imitar los movimientos que realiza otra persona: movimientos con las piernas, brazos, espalda, cabeza, etc.

3. Imitación de los movimientos característicos de animales, se le pide que imiten los movimientos característicos de un animal. El adulto irá nombrando otros y el niño deberá ir cambiando los movimientos para que se correspondan con el animal mencionado por el adulto.

4. Actividades de destreza con las manos y los dedos: hacer palmas a un determinado ritmo, realizar giros con las muñecas, trasladar objetos que pierdan equilibrio fácilmente sobre la palma de la mano, por ejemplo, un bolígrafo o una botella de juguete. Ejercicios de abrir y cerrar los dedos alternando las dos manos.

5. Hacer bolitas con papel de seda utilizando los dedos de una sola mano y realizar figuras con plastilina.

6. Pedirle que enrosque dos o tres metros de lana o hilo a un carrete.

7. Juegos con una baraja de cartas: pedirle que las reparta, clasificarlas siguiendo algún criterio, situar todas las cartas una al lado de la otra, enseñarle a barajarlas, etc.

8. Completar la figura humana: pedirle que complete un dibujo al que le falta alguna parte del cuerpo, sugerirle que intente confeccionar una figura humana a partir de recortables y pegarlas posteriormente en otro papel, colorear las partes que le faltan a una figura humana, etc.

9. Enseñarle a abotonar, hacer y deshacer nudos, lazos, enhebrar cuentas y combinarlas por tamaños y colores.

10. Recortado de figuras de papel: recortar revistas viejas, recortar figuras para pegar en un álbun o cartulina, recortar muñecos y sus ropas de papel para vestirlos, etc.