Desarrollo del lenguaje de los dos a los cuatro años
A partir de los dos años, el niño comienza una etapa importante en el desarrollo del lenguaje, aunque hay mucha variedad de unos niños a otros. Esto no debe preocupar a los padres, ya que en muchos casos, debido a la madurez del cerebro, se producen avances asombrosos en cuestión de semanas. En cualquier caso conviene saber cómo evoluciona el lenguaje a partir de los dos años y qué se puede hacer para estimularlo adecuadamente.
A partir de los dos años, el habla articulada empieza a crecer, el niño ya posee un vocabulario que ronda las 100 palabras, aunque esto puede variar de unos niños a otros. Predominan sobre todo los nombres de cosas, personas y acciones. Un poco más tarde comienza a utilizar adverbios que indican tiempo presente como "hoy", "ahora"; preposiciones como "encima", "debajo", "delante", "detrás"; adjetivos, artículos. Los pronombres los suele utilizar en el siguiente orden: "mío", "mí", "tu", "yo". Tiene tendencia a llamarse a sí mismo por su propio nombre en lugar de utilizar el pronombre "yo", por ejemplo: dice "Juan dibuja" en lugar de "yo estoy dibujando". También entiende mejor cuando se le dice "Juan ordena los juguetes" que "tú eres el que ordenará los juguetes". Cuando cuenta algo que le ha ocurrido, lo hace siempre en presente, no utiliza los verbos en pasado ya que no tiene ese sentido del tiempo.
De los tres a los cuatro años suele utilizar algunas oraciones subordinadas y a conjugar algunos verbos. En esta etapa el niño alcanza un gran progreso a nivel neurológico, sus estructuras cerebrales están más preparadas para el lenguaje. Es la etapa en la que se va abandonando el lenguaje infantil para sustituirlo por construcciones y frases más parecidas al lenguaje adulto. Puede repetir frases de 3 ó 4 palabras, utilizar frases de 6 a 8 palabras, mantener conversaciones con su madre preguntando y contestando, emitir frases completas utilizando el sujeto y verbo, contestar a dos preguntas que se le formulen simultáneamente, participar en juegos con rimas, etc.
El lenguaje empieza a adquirir una función más informativa, es decir, comienza a producirse el diálogo adaptándose al lenguaje adulto. El vocabulario empieza muy rápidamente a alcanzar las 1000 palabras, el niño aprende a escuchar y lo hace con la intención de aprender. Disfruta escuchando los cuentos que le leen y puede entender el contenido de un mensaje.
Cómo estimular el lenguaje
La ayuda de los padres es fundamental para el crecimiento y desarrollo del niño. Por ello es necesario que los padres adopten algunas pautas para ayudar a estimular el desarrollo del lenguaje de su hijo:
1. Escuchar al niño. En esta etapa no es suficiente con hablar al niño, es muy importante también saber escucharle y mostrar interés por lo que dice. De esta manera se le incita a que hable más y se va propiciando que se exprese verbalmente. Los padres deben tener paciencia, esperar a que el niño termine lo que quiere decir, evitar terminar las frases por ellos o adelantarse a decir la palabra que al niño le cuesta encontrar ya que, de esta forma, lo único que se consigue es limitar su capacidad expresiva.
2. No responder por el niño cuando otro adulto le hace una pregunta. A veces, los padres se adelantan y no dejan que sea el niño quien responda. Conviene darle tiempo para que sea él mismo quien responda, de esta manera se está favoreciendo que pueda entenderse y comunicarse con personas que tienen formas distintas de hablar a las que él está acostumbrado. Esto va a favorecer el desarrollo de la fluidez verbal del niño.
3. Ejercicios verbales para mejorar las descripciones de objetos. Realizar ejercicios que ayudan a desarrollar la habilidad de describir objetos (forma, color, tamaño,...). Por ejemplo, se le sugiere al niño jugar a decir todo lo que se sepa sobre un objeto concreto. Quien más cosas diga acerca de ese objeto ganará.
4. Ejercicios con mímica para mejorar las descripciones de objetos. Realizar el ejercicio anterior pero en lugar de hacerlo verbalmente, se hace con mímica. Aunque en este caso lo que se le pide al niño es que haga la mímica que corresponde al uso del objeto. Por ejemplo: cepillo de dientes, una guitarra, champú para el pelo, etc.
5. Jugar a completar frases. Realizar juegos utilizando la técnica de completar frases. Consiste en presentar al niño diferentes láminas con dibujos y se le dice, por ejemplo, "esta bicicleta es de color rojo", "¿de qué color es esta bicicleta?", "La bicicleta es..."; "Este niño está jugando", "¿dónde está este niño?", "El niño está...".
6. Favorecer la comprensión de indicaciones. Se pueden hacer actividades como animar al niño a ejecutar órdenes sencillas que impliquen la realización de alguna acción, por ejemplo, "pon el lápiz encima de la mesa", "coloca esta caja debajo de la silla", "pon la muñeca encima de la cama y el libro en la estantería".
7. Completar frases inacabadas. Decir al niño frases inacabadas que él debe completar como: "los niños se ponen los zapatos en...", "el niño come por...", "tenemos dedos en los pies y en...".
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