Cuándo llevar al niño a urgencias

Cuando llevar al niño a urgencias

Dr. D. Javier Blanco González, Vocal de comunicación de AEPap (Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria).

Son muchos los padres que ante cualquier malestar del niño deciden recurrir a urgencias para que sea atendido por un especialista. Aprender a diferenciar un caso banal de una situación de emergencia, mantener la calma en el momento oportuno y conocer cómo actuar, es fundamental para proteger a tu hijo.

Mantener la calma y saber qué hacer en cada momento es fundamental

Con nuestro estilo de vida actual necesitamos muchas veces tener una respuesta inmediata a aquello que nos preocupa. La asistencia sanitaria es un reflejo de la sociedad en que vivimos y más aún, si cabe, cuando se trata de los más pequeños. Aprender a diferenciar un caso banal de una situación de emergencia, mantener la calma en el momento oportuno y conocer cómo actuar, es fundamental para proteger al pequeño de la casa.

La formación y educación constituyen la base para la prevención de problemas. En el caso de los primeros auxilios, la formación permitiría resolver muchos de los problemas planteados y, sobre todo, la correcta atención a los que requieren intervención profesional. Pero, en general, el sentido común y la reflexión deben ser las que dicten qué hacer en cada momento.

 

Debemos llevar al niño a urgencias si:

– Una fiebre superior a 38ºC no remite.

– Aparecen manchas en la piel de color amoratado (petequias) en un contexto de enfermedad febril.

– El niño presenta convulsiones.

– Se ha golpeado la cabeza y pierde el sentido.

– Ha sufrido quemaduras severas: avisar a los servicios de emergencia.

– Tiene dificultad para respirar, la frecuencia de la respiración aumenta, los labios y la cara se ponen amoratados y agita la nariz.

– Tiene gastroenteritis, mucha sed, presenta ojos hundidos, boca y lengua secas, y pérdida de peso. Existe riesgo de deshidratación.

– Ha sufrido un golpe o movimiento brusco y el niño tiene dolor y, además, es incapaz de mover el miembro.

– Vomita y tiene somnolencia. Pueden ser síntomas de que ha ingerido productos tóxicos. Si tiene dudas, llame a información de toxicología: 91 562 04 20.

 

No debes alarmarte si:

La fiebre no sobre pasa los 37,9ºC. Pon baños de agua tibia en la frente, axilas e ingles. Puedes darle paracetamol en las dosis que te haya recomendado el pediatra.

Tiene tos, afonía y el aire hace ruido al salir de la garganta. Lo mejor en esta situación es el ambiente húmedo, acostarlo con la cabeza algo levantada, lavar las fosas nasales con suero y darle líquidos.

Quemadura leve. Enfría la quemadura aplicando agua fresca durante 10 ó 20 minutos. Si solo ves que la piel está roja, aplica crema hidratante y observa por si aparecen cambios.

Corte superficial. Lávate las manos con agua y jabón. Limpia la herida con jabón y aclárala con agua a chorro. Seca la herida con gasas estériles. Si sangra, presiónala con apósitos estériles. Aplica un antiséptico sin taparla.

– Ha sufrido un golpe pero no tiene otros síntomas importantes. No levantes al niño de inmediato; comprueba que no hay fracturas; si la contusión afecta a una extremidad, eleva el miembro afectado y retira cualquier objeto que pueda comprimir; aplica frío en la zona con hielo envuelto en un trapo para disminuir el dolor y la hinchazón.

 

En tu botiquín no debe faltar:

– Un termómetro.

Unas tijeras, un cortauñas y unas pinzas.

Analgésicos menores (paracetamol en gotas o solución, o bien ibuprofeno en solución).

– Alguna venda (elástica si es posible), tirita y gasas estériles (mejor que el algodón), esparadrapo antialérgico.

Jabón antiséptico para heridas menores (un buen lavado de la herida con agua y jabón normal también es muy eficaz).

Algún frasquito de suero fisiológico estéril, que sirve para lavar las heridas, hidratar y lavar las fosas nasales, limpiar los ojos, etcétera. 

 

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