El calzado más apropiado para tu hijo
La función principal del calzado es la protección del pie. La elección de un zapato adecuado para nuestros hijos debe cumplir una serie de requisitos que están en función de la edad del niño y su actividad.
Calzado recomendable para cada edad del niño
En la etapa que va desde el nacimiento hasta el comienzo del gateo, el niño no precisa el calzado, es más, lo ideal es mantener el pie descalzo. En el caso de que el ambiente sea frío, pueden usarse patucos o calcetines. Cuando el lactante empieza a gatear, el calzado debe tener una suela flexible con un grosor de unos 3 milímetros y llevará protección en la puntera y el talón para evitar traumatismos. Cuando el niño comienza a andar, el zapato debe permitir un movimiento del pie y de sus articulaciones lo más natural posible cumpliendo, por supuesto, su función protectora.
En el adolescente, el mejor calzado es aquel capaz de absorber los impactos debidos a la gran actividad física. No hay inconveniente en que usen zapatillas de deporte si cumplen los requisitos antes expuestos. El principal problema del calzado deportivo es que no permita una buena transpiración del pie y que la sudoración excesiva predisponga a la maceración de la piel y a la infecciones por hongos.
¿Qué debemos tener en cuenta al comprar zapatos para niños?
– Longitud. Al ir a comprar un zapato, el niño debe estar presente, pues la longitud del zapato debe ser de 1 a 1,5 centímetros mayor que el dedo más largo. Debemos evitar un zapato muy grande, ya que puede dificultar la deambulación. Se cambiará el calzado conforme vaya creciendo el pie, antes de que los dedos lleguen a la puntera.
– Suela. La suela debe ser flexible en el antepié y firme en la parte posterior. El material empleado es preferible que sea de cuero, aunque puede ser de goma. Su grosor será de unos 4 milímetros. No debe resbalar pero su adherencia al terreno no debe ser excesiva.
– Contrafuerte. El contrafuerte debe ser firme, pero permitiendo el movimiento libre de la articulación del tobillo. Evitaremos las botas de caña alta.
– Tacón. El tacón no es necesario e, incluso, puede ser perjudicial si fuerza la marcha de puntillas. En todo caso, debe tener el menor espesor posible y su forma en la parte anterior debe ser recta, sin prolongación en su parte interna.
– Puntera . La puntera debe ser amplia y cuadrangular para permitir el movimiento libre de los dedos. Debe estar reforzada para amortiguar los golpes.
– Plantilla. La plantilla debe ser plana, sin ningún tipo de corrección.
– Parte superior. La parte superior del zapato debe estar fabricada con un material poroso que permita una buena aireación del pie. Su cierre puede ser con cordones, velcro o hebilla. Los zapatos no deben ser pesados. No deben usarse los zapatos usados de hermanos u otros niños que hayan perdido su forma original.
Debemos fomentar que el niño camine descalzo el mayor tiempo posible para potenciar de la musculatura del pie. En la elección del calzado debemos procurar aquél que permita caminar libremente y facilite un desarrollo natural del pie. El zapato más caro no tiene por que ser el mejor. Si se cumplen los requisitos del calzado adecuado, daremos mayor sentido a la conocida frase de "estar más contento que un niño con zapatos nuevos".
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