Bayas tibetanas del Goji

Baya tibetana

Dª. María del Carmen Moreu Burgos, Farmacéutica y Tecnóloga de los Alimentos, Diplomada en Nutrición.

Las bayas tibetanas del Goji (pronunciado Goyi) despiertan actualmente mucho interés en el mercado global y son consideradas por algunos como milagrosas. Realmente se trata de unos frutos muy ricos en antioxidantes naturales, los cuales son muy recomendables para nuestro organismo. Aunque han llegado a nosotros últimamente, en Asia son apreciadas desde hace mucho tiempo.

El secreto de la baya tibetana radica en su gran contenido en antioxidantes

La historia de la baya tibetana

La baya tibetana es usada como alimento curativo desde hace siglos. Se le conoce también como lycium barbarum, la cereza del Goji, cereza del Tibet, baya tibetanas, bayas del Himalaya. Es una fruta desecada de color rojo intenso del tamaño aproximado de una uva pasa y con numerosas propiedades para la salud. Procede de una planta indígena del continente asiático. Para ser más exactos, podemos decir que se encuentra en parte de China, de Tibet y de Mongolia occidental.

Se dice que los primeros curanderos naturales tienen su origen en el Himalaya y transmitieron su sabiduría a los antiguos herboristas de China, del Tibet y de la India, estos usaban la vid autóctona del Goji que crece en los valles del Himalaya desde el comienzo de los tiempos. En la medicina China son conocidas sus propiedades desde tiempos ancestrales tal y como demuestra el tratado médico de la dinastía Tang del siglo VII y el compendio de Materia médica de Li Shizhen, de la dinastía Ming, editado en el siglo XVI. Incluso ya era usada por el emperador chino Shen Nung (2800 A.C.). También su uso está muy extendido en la medicina tradicional del Tibet, Japón y Corea.

Se cultivan diferentes variedades pero la más apreciada por su sabor y riqueza en nutrientes es la Lycium Barbarum, familia Solanaceae. Son unos arbustos de hasta 4,5 metros de altura que crecen de manera natural en las montañas del Tibet, en pleno corazón del Himalya, y en diversas provincias del sur de China. Sus ramas son espinosas y presentan unas hojas de un color verde oscuro, enteras, alargadas y algo gruesas. Las flores van de un color rosado a violeta con un cáliz acampanado y una corona con cinco lóbulos. El fruto, Goji, es una baya ovoide carnosa de color rojo o anaranjado, con el tamaño un poco menor de una uva pasa. Presenta un sabor difícil de describir, aunque según algunos su sabor es una mezcla entre la cereza y el arándano, aunque un poco más dulce.

En el mercado las podemos encontrar como bayas desecadas, como jugo, al natural e incluso en polvo y en cápsulas. Hay que tener en cuenta que todas ellas son altamente beneficiosas para nuestro organismo. Las desecadas se encuentran a granel y envasadas en distintos formatos. Se pueden adquirir en herbolarios e incluso en fruterías, grandes superficies e Internet. Cuando las compremos debemos exigir que sean de la variedad Lycium Barbarum, ya que existen otras variedades como la Lycium Chinense que presenta el mismo aspecto pero no iguales propiedades nutritivas. El control de calidad de estas bayas lo lleva a cabo el Colegio Médico Tibetano, luego para su compra es importante fijarse que lleve este sello.

 

Propiedades nutricionales de la baya tibetana

  • La mejor fuente de antioxidantes. El secreto de la baya tibetana radica en su gran contenido en antioxidantes. De acuerdo con el ORAC (Capacidad de Absorción de Radicales libres de oxigeno), prueba estandarizada adoptada por el Departamento Federal de Agricultura de los Estados Unidos para medir la potencia antioxidante de los alimentos y suplementos nutricionales, el goji es el alimento que más unidades ORAC contiene, con gran diferencia con su inmediato seguidor, las frambuesas oscuras, con un contenido de 7.700 ORAC (el noni tiene 1.500 ORAC y las manzanas 218 ORAC). Se recomienda un consumo mínimo de 5.000 unidades ORAC al día para combatir los posibles ataques de los radicales libres. Esta cantidad se consigue comiendo apenas 20 gramos de bayas de Goji al día, dado que 100 gramos de Goji contienen 25.700 unidades ORAC.
  • Ácidos grasos esenciales. Posee un 6% de ácidos grasos esenciales, más concretamente ácido linolénico (Omega 3) y ácido linoléico (Omega 6), esenciales para el buen funcionamiento del sistema nervioso y el cerebro, así como para la producción de hormonas. Se consideran esenciales al no poder ser sintetizados por nuestro organismo y tenerlos que obtener a través de nuestra dieta. Los estudios ponen de manifiesto que los ácidos grasos Omega 3 son buenos para mantener una correcta salud cardiovascular y que los ácidos Omega 6 ayudan a recuperar las heridas además de mantener el cabello en buenas condiciones.
  • Polisacáridos únicos. Presenta cuatro polisacáridos que no se han identificado en otra especie vegetal, son los conocidos LBP1, LPB2, LPB3, LPB4 (las letras 'LB' hacen referencia a Lycium Barbarum, que es el nombre científico de las bayas del Goji y la 'P' a los polisacáridos). Se les considera como los responsables de gran parte de las estupendas propiedades terapéuticas atribuidas a estas bayas. Actúan como directores y portadores de las instrucciones que las células usan para comunicarse entre sí. En definitiva, se encargan de los procesos de reconocimiento celular que hacen posible todas aquellas funciones necesarias para mantener la salud.
  • Fuente más rica en carotenoides conocida. Al poseer el espectro completo de carotenoides antioxidantes, las bayas tibetanas son consideradas por los expertos como el alimento conocido con mayor aporte en carotenoides. Posee luteína y zeaxantina, ambos pertenecientes al grupo de las xantofilas, necesarios para el cuidado de los ojos, para prevenir la degeneración macular y las cataratas, además de mejorar la agudeza visual y la visión nocturna. También posee beta-carotenos (mejor fuente aún que las zanahorias) y cryptoxantina. Se cree que ambos ayudan a prevenir el cáncer de pulmón y de próstata (licopeno).
  • Oligoelementos minerales. Posee 21 oligoelementos minerales destacando, por encontrarse en cantidades significativas, el zinc, el hierro (posee 20 veces más cantidad que las espinacas y las uvas y más hierro que la carne de res, aunque su forma hace que su absorción por el organismo sea menor), calcio, cobre, selenio, fósforo, manganeso, níquel, cromo, magnesio, potasio, cobalto y cadmio. Cabe destacar la presencia de germanio, un mineral que raramente se encuentra en los alimentos y que, según los estudios científicos llevados a cabo, presenta importantísimas propiedades anticancerígenas, ya que parece que esta sustancia provoca reacciones químicas dentro de la célula cancerosa haciendo que se debilite y muera. Esta propiedad se ha observado en el caso de cáncer de hígado, pulmón, útero y testículos.
  • Más vitamina C que la naranja. Posee vitaminas del complejo B como B1, B2 y B6, así como vitamina A, las cuales resultan muy adecuadas para aumentar el número de glóbulos blancos, proteger el hígado y mejorar la hipertensión. Cabe destacar la presencia de vitamina E, la cual es muy raro encontrarla en las frutas. Pero sin lugar a dudas, la vitamina estrella en esta baya es la vitamina C, la cual se encuentra en cantidades dos veces mayor que la del perejil, ocho veces mayor que la contenida en el pomelo o seis veces mayor que la existente en la naranja.
  • Más proteína que el trigo integral. Posee un alto contenido proteico (14% de su peso), contiene más proteína que el trigo integral. Aporta 18 aminoácidos, de los cuales 8 son esenciales, tiene seis veces más aminoácidos que el polen de abeja. Los aminoácidos, además de formar parte de la estructura de las proteínas y ser elemento predominante en las células, tienen numerosas funciones: estar implicados en la producción de diversos productos celulares como enzimas, hormonas y anticuerpos del sistema inmune, y ser intermediarios para el metabolismo celular.
  • Aporte en fibra. Las bayas tibetanas poseen también fibra en un 8% de su composición.

 

Los beneficios de las bayas tibetanas

  • Fruta de la longevidad. La presencia de los polisacáridos únicos, los conocidos LBP1, LPB2, LPB3, LPB4, así como los potentes antioxidantes que posee hacen de esta baya una buena defensa contra el envejecimiento prematuro, además de combatir el daño ocasionado por los radicales libres en todo nuestro organismo. Pero no sólo nos alarga la vida sino que nos hace sentirnos y encontrarnos más jóvenes, ya que esta baya puede estimular la liberación por la pituitaria de la hormona de la juventud (HGH). Los benéficos de esta hormona son numerosos: puede mejorarnos la memoria, otorgarnos un sueño reparador, presentar una apariencia más joven, etc. Además ayuda a mejorar la memoria al ser un tónico cerebral; en concreto, esta baya posee betaína, que en nuestro cuerpo se convierte en colina, sustancia encargada no sólo de mejorar nuestra memoria sino también de mejorar la capacidad de recordar.
  • El goji y el cáncer. El goji previene, controla y combate el cáncer, además de reducir los efectos tóxicos de la quimioterapia y de la radiación. Lo previene al poseer germanio (mineral anticancerígeno por excelencia), antioxidantes y polisacáridos únicos capaces de detener las mutaciones genéticas causantes del cáncer. Protege nuestro ADN (reparando y restaurándolo) gracias a sus polisacáridos y a la betaína que contiene, ya que el ADN dañado puede dar origen a mutaciones genéticas, cáncer o incluso causarnos la muerte. Estudios chinos han podido comprobar que los polisacáridos del goji mejoran la producción de IL-2 (proteína celular que induce una potente respuesta contra los tumores de algunos tipos de cánceres.) Además, esta baya presenta la capacidad de causar la muerte de células tumorales, así como inducir el proceso por el cual las células cancerígenas se dividen y reciclan, efecto muy efectivo en casos de melanoma maligno, carcinoma de células renales, carcinoma coleorrectal, cáncer de pulmón y carcinoma nasofaringeo. Otros estudios han puesto de manifiesto que el goji es capaz de mejorar los efectos de la radiación usados para combatir el cáncer de pulmón, lo que hace que se pueda reducir la dosis.
  • Mejora nuestro estado de ánimo. Al ser un adaptógeno por excelencia, la baya tibetana ayuda a nuestro cuerpo a sobrellevar y adaptarse al estrés. En definitiva, nos proporciona el nivel de energía suficiente para poder superar las dificultades dándonos una aptitud positiva frente a nuestros problemas. De ahí el tan merecido apodo que se le da a esta fruta: la cereza feliz. También mejora el estado de ánimo porque alivia el insomnio y mejora la calidad de nuestro sueño (existen estudios que indican que este efecto se consigue también en personas de edad avanzada).
  • Bueno para las mujeres. En China, el goji se utiliza en forma de té para prevenir la nauseas matutinas que algunas mujeres presentan durante los primeros meses de embarazo. En la medicina tradicional China es común utilizar el goji para tratar numerosos síntomas menopáusicos, así como para recuperar el equilibrio hormonal.
  •  Bueno para los hombres. Ayuda a tratar los problemas de próstata al poseer beta-sitosteroles (esterol vegetal), el cual es muy efectivo para desinflamar y puede llegar incluso a mejorar la hiperplasia benigna de próstata.
  • Un buen afrodisíaco que mejora la fertilidad. La baya de goji es considerada por la medicina asiática como un tónico sexual. Incluso estudios científicos recientes ponen de manifiesto que esta baya incrementa de forma considerable los niveles sanguíneos de testosterona, aumentando consecuentemente la libido en hombres y mujeres. En el hombre se consigue aumentar la fertilidad por la capacidad que presentan los polisacáridos del goji de alargar la vida de los espermatozoides así como de impedir la muerte por estrés de las células testiculares.

 

Saber más de las bayas tibetanas

A pesar de sus excelentes propiedades no son adecuadas para todas las personas. Deben de tener especial cuidado con el consumo continuado de las bayas de goji, las embarazadas (por la capacidad de estimular la producción de testosterona) y las personas que están tomando anticoagulantesde la sangre (no se sabe la causa pero se ha demostrado que su consumo elevado bloquea la acción de los anticoagulantes), y consultar siempre a su médico.

 

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